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Vanessa Galindo

Investigación personal en Crianza Respetuosa y Pedagogías no directivas

Formación formal: Educación Social y Postgrado en Psicología Positiva y Sentido del humor

Otra formación: Acompañamiento en la "No Directividad" (con Gemma Sanz), Metodología Montessori, Monitora de teatro y formación en Clown, entre otros.

Investigación personal: A. S. Neill (Summerhill), Paideia, Martin Seligman, María Montessori, Sudbury Valley School, Alfie Kohn, Begoña Larrauri, Eckhart Tolle, Carlos González, Rebeca Wild, Rosa Jové, proyectos educativos no directivos en el medio rural (Matavenero), entre otros.

Aplicaciones en: 

> "Proyecto de educación libre La Escalerita" como acompañante de niñ@s de 1 a 6 años _ www.alaescalerita.blogspot.com

> Creación de grupos de crianza propios en Valladolid a través de "Asociación ConMimo" _ www.asociacion-conmimo.blogspot.es

Mi motivación 

 

En la primera clase de Psicología del Desarrollo, cuando empecé a estudiar la carrera de Educación Social, nos explicaron que esta rama era la que describía todo el desarrollo psicológico humano desde la gestación hasta la vejez. Y empezaríamos por la primera etapa: la gestación y los primeros meses de vida. 

Me parecía apasionante. ¡Cuántas cosas a la vez sucedían en estos primeros momentos! Un día, la profesora nos explicó que los bebés nacen con un número determinado de neuronas. De las cuales, sólo permanecen y se desarrollan aquellas que crean interconexiones entre sí. Es decir, no es importante el número de neuronas con el que venimos al mundo sino el número de interconexiones neuronales que se dan en nuestro cerebro. ¿Y sabéis qué es lo que más interconexiones neuronales puede crear? LAS CARICIAS.

En ese momento me vino una pregunta que a algunos os puede parecer absurda: "¿¿Y esto lo saben los padres??"

Salí de aquella clase pensando: "Tengo que llamar a todas las personas que conozco que tienen un bebé y decirles... ¡que tienen que acariciar mucho a sus hijos!"

Pero poco a poco fui calmándome porque pensaba: "Qué tontería, claro que quizás no lo "saben", pero su instinto les dice que lo hagan, la naturaleza es más sabia que cualquier teoría psicológica". Y me sentí más relajada. 

Poco tiempo después, vino de nuevo mi preocupación. Un tal Estivill y otros "profesionales" habían empezado a recomendar cosas como "no coger a los niños", "no darles tanta atención", "dejarles que duerman solos", "resistir el instinto maternal ante el llanto para que se haga independiente". 

¿Resistir el instinto maternal? ¿Qué podría provocar eso? Padres y madres sin herramientas, sin saber qué camino tomar, con intención de hacer lo mejor para sus hijos, pero sin quererlo, poniendo en riesgo el sano desarrollo del niño, su equilibro mental y emocional  en su adultez. 

 

Desde aquel momento siempre me obsesionó saber más y más sobre la crianza natural, la que viene del instinto. La que no necesitaría libros de no ser por la sociedad tan abrumadora en la que vivimos. Tan desconectados de nosotros mismos y de la naturaleza. Tan lejos de la calma y el equilibrio en nuestras vidas. Tan manipulables, al fin y al cabo. 

 

Cuando algunas personas critican duramente a esos padres que castigan a sus hijos o les dejan llorar, intento dar otra visión. Esos padres quieren a sus hijos tanto como los "mejores" padres del mundo, lo único que les falta son herramientas. No tienen otras y sólo conocen las que han utilizado con ellos sus propios padres. Es difícil pretender educar a tus hijos de una forma que no han hecho contigo. Sin un modelo que imitar, sin una base con la que empezar, y con nuestros instintos prácticamente olvidados en el frenético mundo de la ciudad. 

 

En mis estudios de Postgrado de Psicología Positiva y Sentido del Humor nos pedían un proyecto de fin de curso. Era el momento y me sentía preparada para crear un proyecto de Crianza Positiva para padres y madres. Un lugar donde darles las herramientas que yo veía tan naturales y armoniosas en las relaciones de todo tipo y también un lugar donde madres y padres compartieran dificultades y situaciones concretas con otras madres y padres en su misma situación. Padres y madres conscientes de la importancia y la relevancia de su impacto en el desarrollo emocional, psicológico y personal de sus hijos. 

 

Un día este proyecto salió de su forma abstracta sobre papel, para convertirse en un proyecto real, de madres y padres reales, con motivaciones y situaciones reales. Gracias a la asociación "ConMimo", formada por Eva y Bea, que confiaron en mí. No vieron en mí una persona con un amplio currículum y grandes experiencias, pero vieron otra cosa: la increíble motivación que hacía que mis ojos se empañaran al hablar del derecho de los niños a ser criados en un espacio de respeto y crianza natural. Y mi convicción de que no es que algunos padres sean malas personas, en absoluto. Los padres aman a sus hijos, pero amar es un arte y como tal, puede aprenderse.

 

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